martes, 4 de noviembre de 2008

"No te preocupes, todo va a salir bien"

Enrique hacía unos años que había terminado sus estudios de Historia. Se consideraba una persona optimista y sobre todo confiaba en las personas, quizás fue esto lo que le motivó para estudiar una carrera de "letras" nunca una "ingeniería".

Pensó en un montón de viajes por hacer cuando acabara la universidad pero por diferentes circunstacias no los llevó a cabo, o por lo menos no todos los que un día se planteó realizar. La vida era otra cosa, después de un tiempo llegó a la conclusión de que la universidad no te preparaba para casi nada.

Tras un año sin encontrar trabajo de lo "suyo" tomó la decisión de currar en cualquier cosa que le permitiera salir de casa de sus padres. Y así fue, durante un tiempo estuvo en diferentes empresas pero no encajaba en ninguna. Eran trabajos sin cualificación y acaba aburrido pasado unos meses. Llegó a pensar en irse a vivir al campo, huir de la ciudad sin embargo nunca se atrevió a cambiar.

Pasados unos años conoció a María, coincidieron en un antiguo trabajo. Enrique y María eran completamente diferentes, posiblemente era el contrapunto que necesitaba Enrique para centrarse. No tardaron en vivir juntos y al poco en casarse.

Vivían en un piso pequeño aún así tuvieron dos hijos. María le comentó que era el momento de comprarse una casa, los dos trabajaban y podían hacer frente a la hipoteca. Se lanzaron sin pensarlo mucho, parecían buenos tiempos. María, también, decidió dejar de trabajar por un tiempo ya que entre guarderías y canguros se dejaba el sueldo, cuando los niños fueran un poco más mayores volvería.

Pero todo estaba cambiando. En la empresa donde trabaja Enrique no iban bien las cosas, empezaron con unos pocos despidos y en apenas tres meses acabaron todos en la calle. La situación se había vuelto muy complicada, los niños, la hipoteca, el coche... Enrique empezó a moverse para encontrar trabajo, no tuvo suerte. 

Ultimamente no dormía bien, le comentó a María que iría al banco e intentaría hablar con su amigo Gonzalo, algo se podría hacer. De Gonzalo sólo sacó un "pasate la semana que viene y hablaremos más tranquilos". Fue una semana larga, intentó alguna cosa pero al final no salió nada, sólo le quedaba volver a hablar con Gonzalo. Quedaron el lunes a primera hora. Enrique se levantó, preparó el desayuno para todos, le dió un beso a la niña pequeña y le dijo a María: "No te preocupes, todo va a salir bien"