Decidimos aprovechar la mañana y dar una vuelta por el Paseo Nuevo para cazar algunas buenas olas. Eran casi las 13.00 horas y no pudimos fotografiar ni una sola en condiciones, solo algo parecido a ráfagas de viento que peinaban la superficie del mar hacia todas direcciones.
Habíamos quedado a comer en un caserio. Hay que reconocer que estabamos un poco asustados. En los telediarios estaban confirmando las peores previsiones. Los fuertes vientos comenzarían a las 19:00 pero todo podía comenzar en cualquier momento. Desde una de las ventanas del restaurante, de vez en cuando, se podía ver como se levantaba un fuerte viento y un montón de hojas revolotear en círculos, pero nada serio.
Volvimos a casa y consultamos en varias páginas web cual era la situación.
No muy lejos de aquí anunciaban vientos de más de 200 km/h, era obvio que ya había empezado aunque por ahora no se notaba nada fuera de lo normal. Seguimos leyendo, diferentes ayuntamientos de la zona habían suspendido los servicios públicos de transportes, incluso habían decretado el cierre de todos los establecimientos comerciales a partir de las 19.30, recomendando a todos los vecinos no salir de sus casas después de las 20:00 horas.
No quedamos a cenar con unos amigos por precaución y decidimos pasar la noche en casa. Esperando ver algo, salimos al balcón y sacar unas fotos. Era ya noche cerrada, aunque la luna llena nos permitía ver con claridad lo que ocurría allí arriba. Las nubes "volaban" pero a ras de suelo la velocidad del viento era casi imperceptible
Durante unos minutos alternaban fuertes rachas viento con momentos de calma y silencio, he de reconocer que esto nos provocaba un poco de inquitud, si no miedo. Todo indicaba que aquel fenómeno explosivo comenzaría en cualquier momento.
Nos quedamos mirando las nubes durante un momento cuando de repente, se fue la luz de todas las farolas. Sobre el cielo de color azul obscuro desaparecieron las nubes casi blancas y se aproximaba algo parecido a otra nube, pero esta negra. Parecían pájaros, pero conforme se acercaba, nos dimos cuenta de que aquello no era lo que nos había parecido en un principio. No.
A unos 100 metros de nuestro balcón comenzarón a caer restos metálicos que al golpear con el suelo provocaban un fuerte estruendo. Rápidamente nos metimos en casa y desde la ventana se veía caer todo tipo de cosas, incluso personas o lo que quedaba de ellos. Ya estaba aquí.
Cerramos todo y nos metimos en el dormitorio pensando que podía ser el lugar más seguro. El ruido era insoportable y eramos conscientes de que poco podíamos hacer ya. Miré a mi chica y le dije: "quítate la ropa, hoy moriremos con las botas puestas". En aquel momento se hizo el silencio y no recuerdo más. Salimos despedidos junto con todo lo que nos rodeaba.