domingo, 3 de julio de 2011

Me salvé por los pelos.

Era una noche de tormenta (como la de ayer), las luces de los relámpagos seguidas de un atronador ruido habían conseguido varías veces despertarme de mi poco profundo sueño. Después de uno de aquellos, sonó el timbre de la puerta; una, dos...hasta cinco veces. Tuve que levantarme sino quería que despertaran a todo el vecindario, pero antes de abrir eché un vistazo por la mirilla.

Si quereis que os diga la verdad no me sorprendió lo que ví al otro lado. No eran pocos, estaban allí todos aquellos a los que durante estos años he dado muerte en los relatos de este blog.

No les podía negar la entrada, al fin y al cabo, formaban parte de mi pequeña historia. Uno a uno fueron pasando, les fui acomodando en el salón. Una vez que todos tomaron asiento, noté al más alto con ganas de intervenir y le pregunté: "¿Qué haceis aquí?"

"Bueno... Hemos hablado de la posibilidad de que tú compartieras con todos nosotros el dolor y soledad a la que nos condenaste. Es por esto que estamos aquí. Como puedes ver, hemos traido las armas y demás utensilios de matar, todos aquellos que un día tu imaginaste. Empezará el chico joven que tienes a tu lado. Esperamos que te duela."

No sé de donde saqué las fuerzas pero con un tono amable le contesté:"Oye, que esto no tiene por que acabar así. Ahora mismo cojo el portátil y esto lo solucionamos. A ver...nada...que me pongo. Supongamos una historia... como esta (tecleaba a toda velocidad)... Habéis venido y con toda razón queréis venganza. Habéis sido educados y no tengo nada que reprocharos (sigo tecleando), pero amigos, tengo que deciros y quiero que sepáis que sois la parte más importante de mi pequeña carrera de escritor mediocre, os lo debo todo (echaban humo las teclas). Habéis sido capaces, de que por unos instantes, me creyera creador y relator de breves historias... de vuestras Historias. No sois lo más importante, chicos, sois los verdaderos protagonistas. Por favor, iros en paz...Y se fueron (dejé de teclear)".

Bueno...me volví a la cama. Seguía lloviendo.