miércoles, 3 de septiembre de 2008

Cosas que uno no puede hacer

Amanecí desnudo en el sofá. Tenía un fuerte dolor de cabeza y unas terribles ganas de mear.
Me dirigí al dormitorio, a cuatro patas. Me senté al lado de la cama, apoyé mi cabeza y pusé mi mejor cara.
Allí estaba ella, semidesnuda. Se giró y me acarició la cabeza. Me dijo: " No, todavía es muy temprano. No seas pesado".
Volví como pude al sofá e intenté dormir.
No había pasado una hora cuando la sensación de mearme encima me despertó. Corrí al dormitorio, me senté, me apoyé e hice lo indicible por poner, esta vez, cara de mucha pena.
Aquel cuerpo semidesnudo se levantó de la cama, se vistió y me dijo: Ahora sí, johnny, vámonos". Me puso una correa al cuello y bajamos al parque. Me vi ladrando y meando a tres patas en una farola.
!Qué coño me metí ayer por la noche!

2 comentarios:

English Little Pills dijo...

Creo que Max ha tomado posesión de tu mente como primer paso en su maquiavélico plan de dominar el mundo. Yo que tú me andaría con ojo, que hay cada perro más salido por ahí...

orris dijo...

Dicen que los perros terminan pareciendose a sus amos, ¿o es al revés?