domingo, 16 de enero de 2011

Soledad espacial

Nació de una enorme explosión estelar. Apenas, unos átomos, condenados a girar en órbita elíptica dando vueltas y vueltas y vueltas.

Solo una vez, cada cien millones de años, la gravedad le permitía viajar próximo al último anillo de un gran planeta.

Acercándose a este, comenzó a notar como sus electrones saltaban como locos, alargando sus cuellos intentando no olvidar este único encuentro.

Nada, en apenas unos segundos, aquel último anillo se perdió y enfrente pudó observar el vacío. De nuevo, soledad.

2 comentarios:

orris dijo...

¡Obra maestra!
Es el relato cintífico más poético que he leido jamás.
Punset estaría orgulloso de tí.

Unknown dijo...

Muchas gracias.