jueves, 17 de febrero de 2011

Dicen que la droga mata

Tenía más de una semana por delante para acabar con todo. Le pidió a un amigo las llaves de su casa en la playa sin dar muchas explicaciones. Cogió el coche y no tardó en llegar.

Había pensado que la mejor forma sería atiborrándose de aquello que un día probó y le gustó. Por qué no. Tuvo que hacer unas cuantas llamadas pero al final consiguió todo lo que se propuso. Cocaina, ácido, un poco de heroina y todo regado con abundante "maría". Se había gastado todos los ahorros, tenía para más de una semana, no se iba a "pribar". Pensó también en compañía femenina y con el se llevó la guia de contactos de todas las páginas webs que pudo encontrar.

Al llegar a la casa dispuso todo el material sobre la mesita de la sala. Era una persona ordenada y así lo sería hasta el final. Quería comenzar con buen pie y se preparó su primera rayita. Billete y tarjeta, inclinó la cabeza y esnifó de una sola vez todo lo que pudo. En un instante notó que no se encontraba bien. Lo que tenía que haber sido un subidón directo se convirtió en un desagradable picor por todo el cuerpo, sintió que se quemaba a la vez que era consumido por lo que parecían millones de pequeños insectos. Poco disfrutó.

Pasó la semana y al no tener noticias de su amigo, el dueño de la casa pensó que lo mejor sería pasarse por allí. Así lo hizo. Entró en el pequeño apartamento y le sorprendió lo que vió sobre la mesita de la sala. No había rastro de su amigo, quizás lo esperaría pero mientras, joder!!, se iba a poner a tono. Otra vez billete, tarjeta...

Al poco tiempo un amigo en común al no tener noticias...

Y así fué como me quedé sin amigos y al no saber de ellos...

2 comentarios:

orris dijo...

¿y adonde fue el primero?

Unknown dijo...

Se lo comieron, como al resto, los bichos. No dejaron ni rastro.