lunes, 18 de abril de 2011

Escribir es un placer.

Me había sentado frente al ordenador. Había llegado a casa con ganas de follar.
Las ideas iban conformando un pequeño relato. Allí estaba ella, medio desnuda.

Comienzo a teclear, todo parece claro. Los dos, sin ropa, miradas con complicidad.
El relato ya tiene cuerpo. Pasamos de las caricias y comenzamos a sudar.

Me pierdo con las palabras pero no me desvío en la trama. Por fin llegamos a esa postura que nos hace disfrutar.

Si, todo controlado veo el final de mi historia. Si, si, si...el final ya está aquí.
Ahhhhhhh...Otra vez, hemos llegado juntos los tres; ella, yo y mi relato.